
Desarrollo y etapas del alcoholismo
¿Cómo se desarrolla el alcoholismo? ¿Qué factores actúan como desencadenante? ¿Cuáles son las etapas por las que atraviesa el paciente y cómo identificarlas?
Aquí detallamos los puntos clave para entender el desarrollo de la enfermedad.
Desarrollo de la enfermedad
El alcoholismo es una enfermedad -y como tal debe ser tratada- de instauración lenta que requiere una serie de factores desencadenantes previos:
- Antecedentes familiares.
- Tener diagnosticada una enfermedad psiquiátrica previa.
- Normalización del consumo de alcohol en el entorno social del individuo y escasa resistencia a la incitación.
- Bajo rendimiento académico y absentismo escolar.
- Coexistencia de consumo de otras drogas.
- Creencias erróneas sobre las drogas.
En el desarrollo de la enfermedad hay que tener en cuenta dos factores que inciden directamente en la aparición de la misma:
- La dosis de alcohol que bebe el individuo: No reviste la misma gravedad consumir dos vasos de vino al día que una botella de destilados.
- Las características del patrón de consumo de alcohol: Cuando, cómo y con quien se bebe.
¿Cuándo podemos decir que una persona tiene problemas o puede ser diagnosticada la enfermedad del alcoholismo? El diagnóstico de la enfermedad tiene que ser establecido por un facultativo sanitario (médico de familia, internista, psicólogo clínico o psiquiatra); éste se basará en los siguientes elementos o síntomas para establecerlo:
- El paciente consume alcohol frecuentemente con dosis crecientes durante más tiempo del previsto.
- Existe un deseo continuo de consumir alcohol - llamado "craving"- e intentos fracasados de abandonar el consumo.
- La persona invierte tiempo en actividades que le permiten acceder al consumo.
- El beber alcohol determina abandonar o reducir las tareas en los ámbitos laboral, escolar -especialmente en la adolescencia-, familiar y ocio con importantes consecuencias.
- El paciente sigue bebiendo alcohol a pesar de que consumir le genera problemas de salud, sociales y personales.
- El recurrir en el consumo produce problemas orgánicos que deben ser especialmente supervisados en adolescentes por su impacto a largo plazo.
- La persona sigue consumiendo a sabiendas de que ello puede determinar o empeorar problemas de solud, físicos o psicológicos.
- Cuando el consumo se mantiene en el tiempo se ha de aumentar la dosis respecto a la previa para conseguir el estado de embriaguez deseado; a este punto se le denomina fenómeno de tolerancia.
- El paciente presenta síntomas de abstinencia a alcohol en ausencia de consumo de alcohol.
Estas situaciones no se presentan simultáneamente sino conforme evoluciona la enfermedad; de hecho, la enfermedad puede tardar en instaurarse entre 5 y 20 años en función de los factores mencionados.
El alcoholismo es una enfermedad de instauración lenta que lleva meses y etapas muy claramente marcadas en su desarrollo. Cuanto antes se actúe, más fácil será su solución y tratamiento.
Fases o etapas del alcoholismo.

Ya en los años 50, Elvin Morton Jellinek -fisiólogo y bioestadístico estadounidense- describió cuatro fases o etapas del alcholismo obtenidas de la investigación y observación de un grupo de 2.000 alcohólicos que acudían a terapia:
- Fase pre-alcohólica: El individuo utiliza el alcohol para aliviar o paliar los estados emocionales desfavorables. Al aumentar la dosis progresivamente el organismo se acostumbra y se desarrolla tolerancia. No hay afectación en el día a día de la persona.
- Fase prodrómica: Se caracteriza por ser muy progresiva. La persona ve incrementada su necesidad de consumo. En esta fase se suelen empezar a beber bebidas de más graduación o beben a escondidas.
- Fase crítica: Cuando se empieza a beber no se puede parar. El individuo pierde la forma y el control, con cambios anímicos. Hay afectación en las esferas familiar, laboral y social dado que se desatienden tareas de esta índole. Es característico de esta fase el autoengaño y la sensación de falso control. Comienzan a aparecer las primeras consecuencias en la salud del individuo.
- Fase crónica: Está definida por la aparición del síndrome de abstinencia, ello determina que el estado de ebriedad sea casi perpetuo. Hay desarraigo a nivel social, familiar y laboral y se generan problemas en todos los frentes. Las consecuencias en su salud ya están claramente avanzadas.
Como enfermedad, genera consecuencias físicas, sociales y familiares de alto impacto.